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Migdonio DeDiego Moreno

OPINIÓN

El reajuste al Salario Mínimo mensual golpea la canasta familiar

Por: Migdonio Dediego Moreno

Antes de finalizar cada año se reúnen los empresarios de Colombia con los representantes de los sindicatos y del Gobierno Nacional, para discutir y acordar la fijación del monto al Salario Mínimo mensual para los trabajadores comunes y empleados del Estado; personas asalariadas a quienes se les estigmatiza al ofrecerles un aumento económico que es incompatible para atender los egresos que exige la Canasta Familiar y lograr que se mantenga el equilibrio alimentario del núcleo hogareño, el cual debe ser sostenible en pro de aminorar las diversas afugias cotidianas que, ante la escasez de dinero, se hace imposible resolver las dificultades de orden económico que surgen al interior de los hogares; situación ésta que hace afligir el alma humana y mata las esperanzas de mantener la dignidad en el colectivo familiar.
En Colombia, para los asalariados, el mínimo vital se ha convertido en una farsa que tiende a constreñir los anhelos de mejoramiento y progreso en los diversos hogares carentes de fortuna, en donde sólo viven del esfuerzo y ganancias del mínimo trabajo del día a día para robustecer el núcleo familiar.
El aumento anual que se hace al Salario Mínimo, recorta, vulnera y maltrata los ingresos y el valor adquisitivo de los trabajadores; por esto, opino que el Gobierno Nacional debe abstenerse de fijar un 4.6%, y por el contrario, estabilizar los precios de los artículos para que no se degrade el valor adquisitivo del peso colombiano, afianzando así el bienestar de los hogares, libres de las exageradas alzas de los víveres y otros factores del núcleo familiar.
Se emite un ejemplo para sacar conclusiones respecto al aumento salarial mínimo: un pensionado que gana $ 1.000.000 al mes, recibe $ 46.000 de aumento; pero, como se dispararan los precios y la gasolina, le quitan para salud la suma de $ 6.000, para canasta familiar $ 10.000, en educación de los hijos $ 5.000, transporte $ 5.000, servicios públicos domiciliarios $ 10.000, para arrendamiento $ 5.000, para gas domiciliario $ 5.000, para compra de medicamentos $ 5.000, en loncheras y varios de los niños $ 5.000, etc.; vemos que la restricción suma $ 56.000, pero sólo al pensionado le aumentaron $ 46.000, aquí se presenta un desequilibrio en los egresos del hogar.
A todos los compromisarios de la concertación salarial mensual, se le sugiere humanizar el valor del aumento, para que sea real y no flagele a los hogares colombianos de menores ingresos, a fin de que el pobre sea menos pobre, erradicando así la desigualdad social que despoja los senderos de la paz que todos anhelamos.