Por: Migdonio Dediego Moreno
Siempre hable bien de usted mismo y de los demás. A todas las personas, a las cosas y a las situaciones, búsqueles el lado bueno, deje de mirarle los defectos; no viva quejándose, evite hacer el papel de víctima, trate a las otras personas tal como a usted le gustaría que lo trataran; usted mismo trátese con cariño, con respeto y tolerancia. Limpie su mente de prejuicios y de temores, no se sienta mal por sus errores cometidos, aprenda de ellos para vivir mejor.
Usted debe dedicarle más tiempo a pensar en las bendiciones que ha recibido de Dios y no a colocar la mente en las desgracias que nos da la vida, en ocasiones; por esto, se debe evitar escuchar canciones tristes y negativas, a fin de no entristecer el alma humana. Cuando se sienta triste, sonría y actúe como si estuviera feliz; no pierda su tiempo leyendo y escuchando noticias mortificantes, sangrientas y desagradables. Discretamente, procure evitar la compañía de personas pesimistas y quejumbrosas, siempre rodéese de personas alegres y positivas.
A cada persona que lo ofenda o lo fastidie, dedíquele un pensamiento amable y una actitud positiva. Con frecuencia lea libros de superación personal, lo cual le servirá para aquilatar su personalidad. Aún cuando no le parezca rentable, procure dedicarse a lo que más le gusta hacer, fijándose objetivos claros de todo cuanto a usted le gustaría tener, ser, aprender y hacer. Los objetivos que usted se propone, escríbalos, luego léalos con frecuencia; cultive el hábito de pasar pronto de la idea a la acción.
Con la mente, usted mismo construya el camino de la suerte para triunfar, anímese, no espere que el éxito le caiga desde las nubes; usted labrará el bien o el mal, esto, según como usted construya y utilice sus propios pensamientos, sus relaciones y sus actitudes individuales. Cuide su vida y la energía de su vida, ya que éstas no tienen repuestos en las ferreterías.
Haciendo el bien a los demás, luche para triunfar; así, usted alcanzará la felicidad y el aprecio de los semejantes. El ser humano alcanza la grandeza siendo útil y servicial ante los anhelos y necesidades del prójimo.
Procure no odiar ni ser vengativo, los odios y las venganzas no restañan las heridas causadas, no corrigen los males inferidos contra el semejante; usted, edifique su grandeza siéndole útil a los clamores para el bien común, es decir, extendiendo la mano amiga para servir con dignidad y un corazón abierto en pro del bienestar para lograr las sonrisas y la paz de los colombianos.
