GEWEB

Migdonio DeDiego Moreno

OPINIÓN

En el vocablo popular de las cárceles se debe suprimir el uso de la palabra “Re” para tratar a los internos

Por Migdonio Dediego Moreno

Si atinamos a meditar un rato, con relación a la vida de los internos de las cárceles de Colombia, podemos concluir que esta partícula “Re”, que utilizamos en el lenguaje para señalar algo respecto a los internos, es aflictiva y les hace recordar su desafortunado pasado; por esto, no se debe decir Centro de Rehabilitación, sino Centro de Socialización de los Internos; no se debe decir los Reclusos, sino, los Internos de la Cárcel.
Independientemente de las relaciones con el Estado, socializar a los Internos, significa promover condiciones óptimas que favorezcan el desarrollo integral de la personalidad del Interno, a través de medios como el estudio, el trabajo, el deporte, la recreación y los actos culturales y todas las motivaciones que sea menester para inducirlos positivamente a incorporarse a la posesión de una vida mejor en el ámbito del marco social, extendiéndoles la mano amiga para que los internos puedan observar y recibir la luz del sol.
Para que los internos puedan avenirse a saborear una vida digna, sin ser discriminados, debemos proporcionarles condiciones agradables que les permitan incorporarse a la sociedad, bien habilitados.  Al caído se le debe extender la mano amiga para que se pueda levantar y se incorpore a una vida colmada de garantías que les permita vivir mejor al lado de sus familiares y humana sociedad.  A quienes han perdido el don preciado de la libertad, no se les debe traer a colación su pasado, a ellos se les debe tratar con palabras y actitudes que vislumbren radiantes oportunidades para acogerse y transitar por los dignos senderos de la bella libertad individual.
Vemos que, en las cárceles colombianas, el estado proporciona condiciones mínimas para la socialización y habilitación de los internos, lo cual los inhibe para alcanzar el bienestar que merecen, como seres humanos, ausentes del hacinamiento que hoy padecen en medio de precarias condiciones locativas y alimentarias que golpean la dignidad humana y flagelan el proceso de integración social; lo cual marchita la esencia de la paz que todos anhelamos para vivir en una Colombia agradable, libre de tiranías.
Durante 30 años, conocí el interior de la cárcel, al haber laborado como funcionario del Estado, sin contratiempos y extendiendo manos amigas en pro de la Socialización de los Internos; ahora, entre todos, ayudemos a mejorar, con incentivos y motivaciones, las condiciones vitales de los Internos, llevándoles procesos y programas educativos con eficaces labores que les despeje la luz del horizonte para lograr su verdadera socialización que los coloque al servicio de la humana sociedad, como hombres útiles y confiables.