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Migdonio DeDiego Moreno

OPINIÓN

Se vive una locura en la movilidad vehicular de Buga

En esta época cuando nos prestamos para participar en las alegrías navideñas y despedir el año 2009, es triste y produce grima salir a transitar por las vías arterias y céntricas de Buga, buscando realizar alguna diligencia comercial; está restringida la movilidad vehicular y hecha una locura para el común de los transeúntes; cerrados los espacios, impidiéndose así cumplir con obligaciones cotidianas, quedando perturbado y bloqueado el orden de la vida social en esta ciudad en donde debe reinar el equilibrio con esmerado ajuste en la movilidad vehicular.
No existe la creación de medios preventivos de parte de los superiores que manejan el tránsito en Buga, quienes adjudican la contratación de algunas obras que se ejecutan en la ciudad, sin que se avizore un estado de orden que le permita sudar menos y hacer menos acrobacia a los nuevos guardas controladores del tránsito, quienes deben ingeniarse condiciones para desanudar los trancotes vehiculares generados por la imprevisión al ceder la contratitis que obstruye con terrones de arena, barro, piedras o madera que los ingenieros de las obras dejan a la intemperie de las vías arterias para desarticular el tránsito y perjudicar a quienes, con prontitud, desean llegar a su destino; se viven en Buga un bloqueo infernal.
Se perjudica la movilidad y al comercio local, sólo por hacer ganancias en época navideña, sin visión de respeto a la ciudad, dándole rienda suelta al perverso individualismo que no deja avanzar, frenando sanos propósitos de bienestar social y familiar. Se requiere de una reingeniería que en el tránsito ofrezca orden, espacios y el mayor respeto a residentes y peregrinos, quienes llegan con divisas económicas para ayudar a esta ciudad del Señor de los Milagros.
La mente de quienes dan los permisos para ejecutar las obras, no se humaniza ni se socializa para ayudar a avanzar y evitar enojos y daños con parálisis en la movilidad vehicular en la ciudad de nuestros sueños y afectos; las obras se deben hacer, pero adecuando las circunstancias para evitar perjuicios a la comunidad social que debe transitar sin obstáculos a su libertad de movilización para alcanzar sus objetivos con el alma colmada de satisfacción, sin que se enrojezca por la incomodidad para andar ante los innumerables trancotes ocasionados por el cierre de diversas vías, en esta época navideña que no da espacio para disgustar.
Con urgencia se requiere que la Sección de Tránsito Municipal pertinente, avoque la solución y ubicación de señalizaciones y reductores de velocidad en varios sitios neurálgicos y barrios de la ciudad, evitando así desmanes, accidentes o muertes de transeúntes desprevenidos en la ciudad.
Quien tiene la responsabilidad para regular el tránsito en Buga, por compensación al sueldo que recibe, debe colocarse "Las Pilas" y proceder a prestarle la debida colaboración a la ciudad y a quienes desean movilizarse sin dificultad para realizar sus diligencias cotidianas, con alivio a sus necesidades presentes en sus hogares y otros menesteres.
El transeúnte local o el visitante peregrino y los conductores vehiculares de la ciudad, merecen respeto y acatamiento a su ámbito de la movilidad; pero vemos que, en la práctica, se sobrepone el interés particular y el negocio institucional, dejando a un lado los principios Constitucionales y Legales, vulnerando los derechos de la generalidad social y humana; ya que primero hay que darle libre paso al opresor individualismo que deniega la expansión y maltrata los espacios y derechos ciudadanos en la ciudad que debemos proteger, para que no siga en el vacío ni se ahogue en la incongruencia de la movilidad vehicular, por el descuido oficial.