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Migdonio DeDiego Moreno

OPINIÓN

Paloblanco y los barrios aledaños exigen otra salida vehicular

En repetidas ocasiones, jocosamente se ha dicho que los barrios del Sector Occidental de Buga: Paloblanco, Valle Real y Albores de San Juanito, se hallan como “Un Nido de Hormigas”, es decir, los habitantes salen y vuelven a entrar por el mismo orificio, sin más alternativa que el Puente Vehicular Elevado que los habilita para cruzar y salir en busca de la cotidianidad. Ni Go¬bierno ni Autoridad han ayudado a resolver el problema que se agudiza para los citados barrios, en cuya portada se ha obstaculizado la libre modalidad hacia la Doble Calzada, con dirección Norte Sur de Buga, en época cuando el sec¬tor barrial seguirá expandiéndose habitacionalmente.
En el Sector Occidental existe un asentamiento poblacional que ya supera las 5.000 personas y un ostenta un potencial electoral superior a 3.000 ciudadanos inscritos para votar y avalar el de¬sarrollo de la política local, Departamental y Nacional; pero en el sector no se ha recibido la reciprocidad política, con obras y mejoramiento, de parte de los elegidos, quienes son “Malos Padrinos” para gestionar los recursos prioritarios que permitan avanzar por la ruta del progreso que los barrios demandan.
Qué lástima que Paploblanco, Valle Real y Albores de San Juanito, sólo sean tenidos en cuenta cuando los políticos requieren saciar sus apetitos electorales; pero las obras y el desarrollo social siguen inmodificables, sin Padrinos para la ejecución; a la postre, los Halcones y Ga¬vilanes de la política, se esconden, alzando el vuelo para no responder ante los compromisos pactados previamente en pro de las comunidades. Ahora, con urgencia se necesita que en el sector barrial se inicie la construcción y prolongación de la Carrera 24, desde la Calle 16 hasta conectarla con el Puente Elevado que permite acceso al Terminal de Transporte de Buga, ya que a futuro, en el costado Sur del Sector Occidental, se construirá la halagado¬ra propuesta del Parque Temático Turístico Religioso y algunos barrios que darán desarrollo y servirán para importarizar a Buga.
Los enunciados barrios requieren un Padrino para gestionar recursos de Cofinanciación Gubernamental para invertirlos en la citada construcción y prolongación de su Carrera 24, buscándole así otra salida vehicular al Sector Occidental que sólo tiene un hueco para salir y entrar al seno de sus comunidades, transitadas de progreso y superación; pero, a la fecha, sigue la gente del aludido sector: Abrazada al descuido omisivo y al silencio sepulcral ante el clamor popular para redimir la obra que es imperativa para lograr el desembotellamiento de los moradores del sector de Buga, en donde no se debe seguir viviendo como un “Nido de Hormigas”. Se extiende la prolongación de la Carrera 24 hasta el Puente, cerca al Terminal de Transporte, para no tener que hacer la salida por las calles 8, 10 o 14, evitando así la construcción de un puente a la altura de las citadas calles, sacando permiso ante el Concesionario Pisa S.A. de la Doble Calzada Buga-Tuluá. Los abuelos decían: “Perder por conocer, no es perder” ante los políticos forá¬neos, a quienes en Buga se les ha proporcionado hospitalidad electoral para que hayan alcanzado sus triunfos; pero ellos devuelven gestos de ingratitud y desinterés ante las obras y el clamor del pueblo que los ungió oportunamente. Otros días y campañas electorales vendrán asistidas con insinuaciones de parte de los Halcones y Gavilanes que buscarán nuevos favores y el aval de de las precipitadas comunidades para ayudarles a lograr el triunfo electoral, trayendo promesas que se queda en el tintero y no se cumplen cuando ya están saboreando la esencia del Poder; pero “Arrieros somos” para erradicar a los Halcones y Gavilanes, a fin de poder construir caminos fértiles que favorezcan a los barrios y pueblos de la vallecaucanidad.

La Ley que ordena la Estratificación Nacional debe ser modificada

Con vigencia para 1994, el Congreso Nacional emitió la Ley 142 para sectorizar y estratificar las viviendas colombianas; más adelante crearon las leyes 505 de 1999 y la 732 del 2002, las cuales han golpeado y están arruinando los cimientos económicos de los hogares de bajos ingresos, ya que dichas le¬yes permitieron que el Departamento de Planeación Nacional, hoy lo hace el DANE, elaborara una FICHA TÉCNICA y una METODOLOGÍA insensible, perversa y agobiante para impulsar en Colombia una Estratificación totalmente inhumana contra los bienes y el salario de los más débiles de fortuna, a quienes se les aplican unas TARIFAS desbordadas y con dosis de USURA en el cobro de los Servi¬cios Públicos Domiciliarios; pero el vulgo le indilga la culpa de este desa¬fuero, a los ALCALDES MUNICIPALES y a su COMITÉ MUNICIPAL DE ESTRATIFICACIÓN, quienes no tienen culpa en la creación de ese holocausto, sino quienes hacen las leyes y los que organizan la metodología y ficha técnica con desaciertos para golpear al pueblo que representan; pero injustamente, a la hora de la verdad, se sindica al que no es y los actores del mal: Quedan exonerados de culpa; pero no existe Autoridad en Colombia para erradicar el mal.
Habida cuenta de lo arriba expuesto, es inminente que las leyes que ordenan la Estratificación a nivel Nacional: Deben ser REVISADAS Y MODIFICADAS para no seguir ahogando al pueblo colombiano en todo lo que compra y en el pago de los Servicios Públicos Domiciliarios que manejan sus altas tarifas que funcionan sin control. -Inicialmente, la estratificación, se hizo con globalización barrial; después se hizo por Manzanas; más adelante, por lado de Manza¬nas, luego la realizaron teniendo en cuenta sólo la fachada de la casa; ahora la hacen ingresando a la habitación para observar si hay nevera, televisor, estufa y cocina enchapada, a fin de gravar y estratificar con daños más pro¬fundos y lacerantes para el usuario o propietario de la vivienda; esto nos indica que los pobres no tienen derecho a vivir dignamente ni tener un bien apropiado, sino ser víctimas del calvario y sufrir el rigor de la deshumani¬zación social aplicada por algunos Servidores Públicos y otros que cumplen funciones a nombre del Estado Colombiano, avalando los intereses de los monopolios del comercio que doblega a los débiles con su posición dominante.
La ley 142 dice que la Estratificación debe hacerse de manera SOCIECONÓMICA; pero en la practicaría hacen PUERTA A PUERTA y sin consultar ingresos y egresos del usuario de la casa; la focalización de niveles de pobreza, no cuenta ni las zonas de influencia o afectación al sector barrial; por toda esa Metodología Traviesa se debe hacer, cuanto antes, una Revisión y Modificación en la Estratificación que se aplica a nivel de los Entes Territoriales de Colombia, a fin de evitar consecuencialmente desajustes sociales en la población de menores ingresos. -El caos de la perversa Estratificación ha servi¬do para que algunas personas se agolpen en sectores que aparentan bajos en su condición económica, pero que gozan de Alto Nivel en su ingreso; también al contrario, para perjudicar a los menos favorecidos de la fortuna.
Así las cosas, ¿cómo se podrá alimentar una familia, si su salario sólo le al¬canza para pagar los Servicios Públicos Domiciliarios que andan por las nubes y favoreciendo a una élite que esgrime su Posición Dominante para ganancias a costa del dolor ajeno? -Si alguien hace un recorrido por toda la Geografía Colombiana para verificar el caso aquí planteado, se encontrará con la VERDAD MANIFIESTA de estas opiniones; el mal uso de la Estratificación en los Municipios del País, está gestando una bomba de insatisfacción social, la cual debe ser desactivada a través de incentivos económicos para mitigar el desajuste que, a futuro, se podrá dar en el colectivo humano que se halla en estado de indefensión, pero que, en determinado momento, si no se adoptan medidas de Equidad Social, habrá una explosión ciudadana con levanta¬miento similar al ocurrido en la Nueva Granada el 16 de Marzo de 1781 y luego el 20 de Julio de 1810, lo cual terminó en el Puente de Boyacá, el 07 de Agosto de 1819, obteniendo así la Emancipación de La Nueva Granada

Colombia sufre a falta de una política social

En el trasunto de la vida social y cotidiana, algunos gobernantes le vienen causando daños psicosociales a los colombianos, especialmente a niños y a los adolescentes, a quienes se les cierra el camino del desarrollo y los efectos de una vida digna para colocarse a la altura del aporte social y gubernamental que se recibe en países de avanzada sociedad con eficaces procedimientos administrativos para llevar una vida mejor.
En Colombia se yergue la práctica de un estigma sólo concebido para colocar la mente en los procedimientos de persecución a la guerrilla, al narcotráfco y a una parte de la corrupción administrativa; por consiguiente, olvidándose de otros factores o elementos que corresponden a la esencia vital para la supervivencia de los colombianos. Los gobernantes, en gran parte, se han olvidado y han hecho retrasar los marcos del desarrollo social que debe concitar: Empleo digno, educación eficiente, salud coherente y sin intermediación, atención a la infancia, oportunidades para el Adulto Mayor, sin paliativos ni dádivas, como Acción Social, que genera estados de pobreza y mendicidad, a fin de impulsar la genuflexión que permitirá dividendos electorales para quienes confunden sus deberes y funciones administrativas, con algo propio o legado hereditario de procedencia familiar. Colombia sufre a falta de una Política Social.
Persiguiendo a los alzados en armas, sin resultados definitivos, se ha perdido demasiado tiempo impulsando una seguridad que no es democrática ni es social, pero sí, carente de Equidad para direccional una administración que ofrezca garantías al bienestar de los colombianos. Para contemplar la guerra, diariamente hay un gasto de siete mil millones de pesos ($ 7.000.000.000.oo), mientras que se reduce el presupuesto para la Educación, fomento del empleo y la compra de una aspirina para calmar el dolor de quienes sufren el flagelo de la desigualdad social padecida por los niveles de menores ingresos y de economía esquiva. Los afanes y peleas ideológicas han hecho perder el Norte para direccional la vida social de los colombianos; no hay liderazgo para buscar el mejoramiento de las condiciones de vida de quienes todavía duermen en las calles y andenes citadinos, abrigados con el viento frío y la humedad de la intemperie, sin una mano amiga gubernamental para detener ese flagelo inhumano, insensible y dessocializado que amilana y destruye al Ser.
La seguridad es necesaria para todos los seres humanos y la defensa de los pueblos y naciones; pero esa seguridad debe de estar asistida y complementada con factores distantes de la guerra y llenos de alivio social para que el Ser Humano pueda subsistir por encima de la adversidad y del desequilibrio de la política social. Los gobernantes, pensando en la guerra y en el tener, se han olvidado del Ser, dejándolo deambular por senderos inhóspitos, calles y parques, a la deriva y sin norte que le permita protegerse de la adversidad, apoyado en una vida digna; se ha perdido el rumbo de la humanización social y las condiciones abiertas del Poder para servir a las justas necesidades de la gente.
Se ha distanciado la política social; ya que son más importantes los convenios de protección al amiguismo, al compadrazgo y los intereses particulares, que contribuir al bienestar social de los colombianos, a través de decisiones y ejecuciones de obras que restablezcan la credibilidad perdida para que renazca un nuevo orden con visión de servicio productivo y de amplia inversión en los menesteres prioritarios de las humanas comunidades nacionales, hoy al borde de una conflagración social, porque nadie busca ni analiza la etiología del desajuste que vive la Nación.