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Migdonio DeDiego Moreno

OPINIÓN

En Buga: la movilidad automotor ante el desafío de la incultura ciudadana

Migdonio Dediego Moreno

En Buga, diariamente las personas salen y transitan, unos en vehículos de motores, otros lo hacen en animales y muchos se movilizan a pie, cruzando calles y carreras citadinas para cumplir diligencias propias de diverso contenido; así, algunos andan con equilibrio mental, físico e individual para llegar al destino pretendido. Pero existen conductores de vehículos y personas a pie que transitan con el cerebro puesto en las nubes y la cabeza en los pies, de manera irresponsable, lo cual los inhibe para tener en cuenta las consecuencias negativas que se pueden derivar de los desatinos que ejecutan con sus actitudes de la locomoción y tránsito local.
De quienes conducen vehículos en Buga, en gran porcentaje, se experimenta un desatino que no proviene de las manos, sino del desequilibrio del cerebro, creador de una impropia locura en el tránsito de la ciudad, lo cual puede conllevar a cometer accidentes y muertes fatales, lo que a veces no se da porque Buga vive custodiada por la omnipotencia divina del Cristo Milagroso para salvar a la gente de todas las actitudes imprudentes cometidas por la incultura ciudadana, en alto porcentaje, de quienes manejan vehículos, sobre todo motos en la ciudad.
En Buga la imprudencia va de doble vía y la vigilancia de las autoridades pertinentes se concentra más que todo en el sector bancario y comercial de la ciudad, dejando expósitos a muchos lugares en donde debe hacerse un control permanente que permita menguar los desórdenes emanados de la incultura ciudadana.
En los cruces de las diversas esquinas, se puede observar la intolerancia de muchos conductores de vehículos, quienes con semáforo al frente, no resisten esperar un segundo de tiempo para moverse, seguir o cruzar una calle; es inmenso el desespero en la movilidad, lo cual conlleva a cometer infracciones o accidentes en contra de muchas vidas humanas que es deber respetar y preservar en beneficio de las familias y de la sociedad en general.
Hay zonas y vías arterias de inmenso flujo vehicular por donde se debe conducir con mucho aplomo mental para evitar desgracias; pero, algunos conductores de motos, etc., sólo les interesa correr y perseguir al diablo o al duende que está esperándolos, así se lleven por delante y le quiten la vida a su propia progenitora, fruto de la dispersión mental y el desequilibrio personal para conducir, dejando aflorar la incultura ciudadana que mucho daño le causa a la sociedad en general, la cual debemos aquilatar y mejorar para vivir más y mejor.