GEWEB

Migdonio DeDiego Moreno

OPINIÓN

La lucha por la obtención del poder, hace quebrantar la paz

Por: 
Migdonio Dediego Moreno

El poder es un dominio, es una fuerza, una vitalidad, una facultad para hacer algo, una influencia que se tiene sobre algo o alguien; es la facultad que un pueblo o alguien le da a otro para que obre en su nombre y por su cuenta; pero, a través del tiempo hemos podido conocer que la lucha por la conquista del poder, crea divisiones y distanciamientos entres los seres humanos, marchitando así la paz que todos anhelamos, lo cual hace quebrantar los beneficios en pro del bien común.  
El poder es importante para servir, para ayudar, proteger, socorrer, aliviar, dimensionar las condiciones del Estado, para ser útil ante el bien general de la sociedad, haciéndose querer de los subalternos, de la familia, de las humanas comunidades, etc.; pero el poder no se debe utilizar para construir la guerra, vengarse, humillar o constreñir al otro; el poder es una condición de mando que se debe ejercer con moderación para no causarle agravios a la sociedad en general.
Con el buen uso del poder se pueden construir y mejorar las condiciones vitales del ser humano y adecuar el entorno material y vivencial, para disfrutar dignos momentos en medio de la pluralidad social.  No se debe usar éste para golpear ni para envanecerse; el poder hará grande al gobernante, si lo maneja para ser útil en pro de las necesidades de la humanidad; por esto dijo Rabindanac Tagore: “Yo dormía y soñaba que la vida era alegría; desperté y vi que la vida era servicio; serví y vi que el servicio era alegría.”.  Éste pensamiento nos indica que el ser humano siente felicidad interior cuando es útil y usa el poder en beneficio del bien común, lo cual le puede dispensar los afectos y aplausos de parte de la sociedad en general.
Usted, como gobernante, debe dejar a un lado el narcisismo y la prepotente vanidad, el orgullo y el individualismo, a fin de lograr el aprecio en el área de su desempeño.  La paz reside y se construye en el equilibrio del cerebro y en el espíritu del ser humano; cuando se pierde ese equilibrio mental y espiritual, se construyen estadios de odios y guerras con desatinos para acabar con la vida y los bienes del ser humano, conduciéndolo al sufrimiento en altares de infelicidad.
En algunos países como en Colombia, existen gobernantes y personas que se consideran líderes inequívocos, dueños absolutos del libre pensamiento y la palabra; son personas y gobernantes que se olvidan que los humanos somos imperfectos y erráticos, por lo cual, en ocasiones nos podemos equivocar, a veces involuntariamente, causando daños irreparables a la humana sociedad y cerrando los caminos que conducen a la paz.