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Migdonio DeDiego Moreno

OPINIÓN

¿Por qué llora el ser humano al nacer?

Por: Migdonio Dediego Moreno

Generalmente, al nacer todo niño llora; se trata de un llanto emitido en señal de solicitud de auxilio y protección para su vida, ya que ha entrado a un mundo diferente, al salir de una bóveda que es el vientre materno en donde estaba confundido por la soledad y la oscuridad, llevando una existencia parasitaria para poderse alimentar, sólo protegido por la bondad del instinto y la sabiduría maternal; pero, el ser humano, ya como sujeto de derecho y ente de razón, cortado su cordón umbilical, en la superficie terrenal, sufre su primera crisis al sentir la claridad de la luz solar, la cual lo impacta y lo lleva a cerrar los puños de sus manos y sus ojos también, dándonos así un mensaje, cual es: 1. El de los puños cerrados, significa que el ser humano llega al mundo dispuesto para ser dueño de todo lo existente sobre la tierra; pero, para lograr esto, el ser humano debe crecer, desarrollarse y usar la lógica y el equilibrio en todas sus actitudes y procedimientos, con acertada inteligencia para alcanzar la superación, la buena formación y la posesión de los bienes terrenales, siendo así capaz de adquirir fortuna de manera inalcanzable durante su trasegar y años de vida, logrando más capital que Aristóteles Onasis, a nivel mundial.
Pero, a diferencia de lo arriba expuesto, vemos que: 2. El ser humano, al morir, no se va con los puños cerrados, sino que lo hace con las manos abiertas; esto nos indica que todo lo que conseguimos se queda aquí en la tierra para que las demás personas lo aprovechen y lo gocen; es decir, al morir todos nos vamos sin llevar trasteos ni bienes de fortuna, nos vamos vacíos hacia la eternidad; así, ¿para qué tanta vanidad y avaricia del ser humano para adquirir el tener, olvidándonos del ser?.
Los dos mensajes citados, deben llevarnos a reflexionar para aterrizar con relación a las posturas prevalentes de orgullo y prepotencia usada por la humana sociedad en general.  Esos puños cerrados, al nacer el ser humano, nos indica el estado de posesión y el poder con que llegamos a la tierra para ser dueños de todo cuanto nos sea posible; las manos abiertas al morir, es un indicador de que todo lo conseguido en vida, aquí se queda, que nada nos pertenece. Si ello es así, ¿por qué el ser humano se vuelve insolidario y deshumanizado en sus actuaciones y decisiones?; por tal, el poder se debe manejar con más humildad, con menos individualismo social y político; pero sí con fervor para favorecer el bien común, que siendo útil a los clamores de la humanidad, nos permita alcanzar la grandeza ciudadana, ayudando a las comunidades humanas que se hallan transidas de esperanzas ciertas para mejorar sus fincadas condiciones de vida.
Usted, como servidor público o privado, maneje el poder sin arrogancias, de manera humanizada y socializada, sin sectarismos, ni oídos ni venganzas, procurando sólo ayudar a la gente de las diversas comunidades humanas, a fin de lograr marcos de paz y convivencia vecinal.  El estado, el gobierno, las instituciones, a través de sus servidores laborales, en su desempeño deben actuar pensando en el bien común de la humana sociedad en general para lograr la felicidad.