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Migdonio DeDiego Moreno

OPINIÓN

Debe reinar el respeto entre las ramas del poder público de Colombia

Para los colombianos, especialmente para los jóvenes, es penoso ver y vivir el hirsuto y desestabilizador “choque” que se ha venido presentando entre algunos miembros de las ramas del poder público de nuestro país, quienes desacatan fallos y decisiones jurídicas emanadas de sus propios despachos, lo cual es menester acoger, respetar y llevar al cumplimiento de las funciones conferidas, a fin de dar ejemplo de civilidad para mantener el equilibrio del Estado Social de Derecho, hoy agobiado en nuestra nación, habida cuenta de la diversidad de conflictos que nacen en el seno de “la brújula” que debe direccionar el promisorio curso de nuestra república, a fin de lograr la paz y la comprensión que tanto anhelamos.
Las Tres Ramas del Poder Público, como son: La Ejecutiva, Legislativa y Judicial, deben laborar independientemente, es cierto; pero, entre sí, deben trabajar en armonía con mutua colaboración para aquilatar el orden constitucional y mantener la credibilidad entre los colombianos y preservarles la honra, los bienes y los derechos sociales para lograr el equilibrio y la paz nacional.
Se requiere que las Ramas del Poder Público de Colombia, abierta o privadamente, se conciten y definan una conciliación que les permita acuerdos de respeto y mutua comprensión a sus fallos y decisiones, a fin de evitar las agresiones jurídicas y el fango de los galimatías usados en el pasado, lo cual estaba fraccionando el orden y la estabilidad institucional por la “Yidispolítica”, “El Teodolindo”, El Agro Ingreso Seguro, “La Farcpolítica”, la Imposición de la Seguridad Democrática, “La Parapolítica”, El Proceso Ocho Mil, la Escogencia del Fiscal Nacional, el Tercer Canal de la T.V., etc, así como lo pertinente a la corrupción adoptada y manejada por algunos miembros del Congreso de la República, quienes dieron mal ejemplo ante todos los colombianos.
La esencia de la legitimidad constitucional, legal y de un estable Estado Social de derecho, no se podrá proteger ni sostener mediante “El Choque de Trenes”, que en ocasiones, se suscita entre los miembros de las Ramas del Poder Público, quienes deben acatarse sus decisiones y fallos, con respeto y armonía jurídica para no constreñir la Psiquis ciudadana y popular ni la comprensión que debe existir entre quienes son los ejecutores y garantes de las equilibradas funciones públicas, la dirección y soberanía de Colombia; país nuestro que sufre, se desgasta y llora entristecido al observar cómo se flagelan sus propios hijos.
Para darle ejemplo a su gobernados, ya es hora que nuestros gobernantes dejen de enfrascarse en conceptos irregulares y bizantinos, con enfrentamientos que incitan a que zozobre el pueblo colombiano, se cree la desconfianza ante los mandatarios y se perturbe el desarrollo, el progreso y la justicia que se debe impartir dentro de los marcos de orden, respeto y equidad social en pro de la seguridad y el bienestar de todos los colombianos, a fin de que el sol alumbre sin límites y así pueda reinar la convivencia vecinal.