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Migdonio DeDiego Moreno

OPINIÓN

Algunas actitudes que degradan el comportamiento humano

Migdonio 
Dediego Moreno

Periódicamente, al transitar por calles, ciudades, oficinas, parques, avenidas, aeropuertos, teatros, leyendo prensa, viendo televisión, etc., es fácil observar que algunos niños, jóvenes y adultos llevan aretes en sus orejas, de modalidad diversa, como si ellos fueran mujeres, lo cual le deja entrever al observador, se presume, que dichos varones se hallan sufriendo una patología psicológica en su comportamiento y formación individual, quizás por falta de afecto y ausencia de algunas garantías sociales que les hace desajustar la mente y el alma, conduciéndolos a la adopción de algunas irregulares alternativas para poder cubrir los vacíos que les ha debilitado el espíritu, y creen que con el arete podrán llenar esa cavidad afectiva que los mantiene desubicados.
Se observa cómo algunos hombres imitan a las mujeres, colocándose aretes y otras prendas que no corresponden al uso de los varones; esto hace presumir que durante un tiempo no lejano, algunos hombres saldrán vestidos con zapatos de tacones altos, con faldas, al estilo escoses, favoreciendo su ego equivocado y trastornado.  Los abuelos decían: “cada loro en su estaca”; por eso, la costumbre familiar nos enseñó que la falda, los zapatos de tacones altos y los aretes, deben ser para uso exclusivo de las mujeres.  Hoy por hoy, los padres de familia deben comprender que el desarrollo de la personalidad de sus hijos debe dirigirse hacia la posesión del orden, la excelencia, el equilibrio individual, los principios y los valores; jamás hacia la degradación del comportamiento humano.
Al observar a un hombre portando aretes en sus orejas, se puede presumir que esa persona se encuentra padeciendo un desequilibrio emocional frustrante que lo afecta espiritualmente, por lo cual busca refugio en los aretes, atrayendo la mirada del público para lograr un alivio absurdo y matizar su triste complejo de inferioridad, ansioso de lograr afecto y un pedestal.  Nos hemos acostumbrado a ver como algo normal los aretes en las orejas de algunos hombres; pero esa modalidad no es regular, sino que causa una afectación en la persona del sexo masculino que se viste con aretes; se presume.
Con respeto y amistad, hoy es menester hacerle exhortación a algunos padres de familia y a quienes cuidan y guían niños y jóvenes, para que estos progenitores y benefactores sociales se comprometan a cumplir con un plan que esté fundamentado en principios y valores esenciales, a fin de que esos niños y jóvenes que se levantan en medio de la humana sociedad, no se disloquen y puedan conducirse afectivamente por senderos de respeto y orden personal, disciplina y rectitud del comportamiento para un buen manejo de la libertad, dando ejemplo de segura formación familiar y personal, sin aretes en sus orejas.