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Migdonio DeDiego Moreno

OPINIÓN

En las humanas relaciones sociales, el fuerte debe buscar al débil

Por Migdonio
Dediego Moreno

Con sentido social y humanitario durante el trato interpersonal con las comunidades, por lógica común, el fuerte debe ir a buscar al débil, ofreciéndole óptimas condiciones de bienestar para lograr el desarrollo sostenible que las comunidades requieren.
Quienes mantienen el poder y ejercen funciones públicas gobernando para el bien común, se constituyen en el fuerte por razón natural y administrativa; así las cosas, el fuerte debe acercarse al débil, es decir, a las comunidades humanas barriales que se hallen en estado de indefensión y transidas de esperanzas ciertas, en los medios familiares y sociales.
Ante las afugias y necesidades del débil, el fuerte no debe esperar que sean los medios de comunicación y otros, los que imploren una mano amiga para buscar soluciones ante la precariedad del débil que requiere acciones de solidaridad y humanitarias para superar sus deficiencias.
La debilidad que padecen los diversos barrios en las ciudades de Colombia, merecen la adopción de métodos y estrategias concretas a nivel profesional para acercarse a la pluralidad de las comunidades, a fin de conocer a fondo las prioritarias necesidades en donde el Estado debe hacer presencia efectiva para proteger y restablecer los derechos y garantías sociales de la gente residenciada en los diversos estratos de los entes territoriales de nuestra nación, a fin de poder gozar de una vida digna y abrigados de bienestar.
Observamos cómo algunos logran el manejo del Poder Administrativo en los Entes Territoriales, en donde deberían servir con altura y equidad social; pero se les atrofia el cerebro y se olvidan del cumplimiento a los compromisos adquiridos ante las plurales comunidades de la Nación; son funcionarios que se envanecen y se vuelven prepotentes, con disimulo y medio, ante las necesidades y angustias de la gente que deberían extenderle la mano amiga y generosa para proteger las debilidades de los círculos comunes de la sociedad colombiana.
Siendo útil y sirviendo ante las necesidades del débil, el fuerte puede alcanzar la grandeza humana para vivir de manera inmarcesible en el corazón y el recuerdo grato de los subalternos y asociados, a quienes no se les debe discriminar, subvalorar ni olvidar, ya que el fuerte logra las posiciones a través de las ayudas de los débiles; pues nadie logra sólo los triunfos que edifican el éxito en las actuaciones libres de la vida de relaciones interpersonales.
En justicia y equidad social, el poder debe utilizarse para ayudar, servir, proteger, restablecer derechos, auxiliar, aliviar, socorrer, ofrecer bienestar y engrandecer el bien común, a fin de que el sol alumbre a todos, para que haya justicia y libertad en todas las comunidades de los entes territoriales de nuestro país.